La quinta partida terminó en tablas al igual que las cuatro anteriores y el marcador está en 2,5:2,5. Sergey, cansado de estar contra las cuerdas, le dio vuelta a la tortilla. No obstate, Magnus logró demostrar que también sabe "algo" del arte de la defensa tenaz. Se firmaron las paces tras 51 movimientos.
Carlsen no quiere ser "cazado" en el laboratorio del jugador ruso, y por eso todos los días cambia de apertura. Hoy le ha tocado el turno a la clásica Italiana, una salida que guarda en muchas líneas puntos en común con la española que apenas se emplea en el ajedrez de superélite.
Sin posibilidades tácticas y en una posición muy sólida, los intentos por obligar al ruso a cometer alguna equivocación quedaron en nada después de pequeñas imprecisiones; es más, Karjakin dispuso de la iniciativa tras el control de tiempo de la jugada 40, lo que obligó al campeón a jugar muy concentrado durante muchos minutos para no quedar peor.
En el movimiento 51, tras más de cinco horas de lucha, se firmó el empate.
En su comparecencia antes los periodistas, Carlsen se mostró malhumorado y muy cansado e hizo hincapié en que nunca había estado perdido. Karjakin, por el contrario, estaba contento porque había podido cambiar la defensa por el ataque. Estos empates le acercan a su objetivo de "aburrir" al contrario y esperar que la ansiedad le haga cometer algún error.
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